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Muerte de un miliciano. Robert Capa. Septiembre de 1936 | ||||||||||||||||||||||||||||||||
Muerte de un miliciano: Juicio a Robert Capa |
La fotografía titulada "Muerte de un miliciano", atribuida a Robert Capa (Endre Friedmann) es un icono de la fotografía y de la guerra civil española. Hoy sabemos que la imagen corresponde a una sesión preparada, lejos del frente de batalla. Sin embargo, esa imagen consiguió hacer visible la guerra española a escala mundial. ¿es Robert Capa culpable de fraude? | ||
Por Enrique López Carrique | ||
El húngaro Endre Ernö Friedmann (1913-1954) y la alemana Gerta Pohorylle (1910-1937) se conocieron en Paris en 1934 y decidieron vivir de la fotografía. En 1935, Gerta, la mente del equipo, decidió inventarse la figura de Robert Capa, un supuesto fotógrafo americano muy famoso que cobraba el triple que ellos por cada fotografía. Gerta y Endre, que en Francia se haría llamar Andrè, actuarían como sus agentes en Paris. Aunque el engaño no tardaría en ser descubierto por el Director de la revista francesa Vu para la que trabajaban, la marca Robert Capa siguió adelante porque tuvo éxito con fotografías de ambos. Gerta aprovecharía la ocasión y cambió su nombre por el de Gerda Taro, más fácil de pronunciar y recordar. Después de que Taro rechazara la petición de mano de Friedmann en 1937, ambos fotográfos se distanciarían. Gerda comenzó a firmar sus fotografías como Taro y Friedmann adoptó definitivamente el nombre Robert Capa. Como el sello Robert Capa era utilizado por los dos en 1936, nos referiremos a cada uno por sus nombres de pila ya modificados: Gerda Taro y Andrè Friedmann. | ||
Gerda y Andrè son enviados a España para cubrir la guerra civil en 1936. Sus fotografías ya llevan la etiqueta Photo Robert Capa. Como ambos mostraban tendencias politicas de izquierda, el gobierno republicano le asignó a un grupo de milicianos para que los protegieran en su viaje hasta el frente de batalla. | ||
La fotografía se convirtió en un icono | ||
La historia nos contó que el 5 de septiembre de 1936, “Robert Capa” fotografió el instante en que un miliciano recibía un disparo en el frente de Cerro Muriano (Córdoba). Aquella fotografía “muerte de un miliciano” fue publicada en el nº447 de la revista Vu el 26 de septiembre del mismo año y en LIFE al año siguiente (Figura 1), convirtiendo a “Robert Capa” (se supone que Andrè Friedmann) en el mejor fotógrafo de guerra del momento y al miliciano en un icono de la fotografía. | ||
Figura 1. Publicación de la fotografía "muerte de un miliciano" en la revista LIFE el 12 de julio de 1937 (Vol. 3, número 2) | ||
La historia de la fotografía se consolida en 1995 cuando Mario Brotons Jordá, historiador aficionado de Alcoy (Alicante) dice haber identificado al miliciano: Federico Borrell García, apodado Taíno. La cuñada de Federico lo reconoce en la famosa fotografía de Cerro Muriano, donde ese día solo hubo una baja: debía ser Federico Borrell... | ||
...pero llegaron las críticas | La primera crítica a la fotografía del miliciano había surgido en 1975, cuando el periodista e historiador Británico Phillip Knightley, publicó la confesión de Endre Friedmann, quién le contó en persona que la imagen había sido producto de una escenificación. Sin embargo, aquella confesión no tuvo mucha repercusión mediática. | |
El documental “La sombra del iceberg” (2007) de Hugo Doménech y Raúl Riebenbauer, analiza diferentes aspectos de la fotografía, con resultados sorprendentes. El análisis forense detecta incongruencias en la postura del miliciano. La revista LIFE informó de que la bala había alcanzado la cabeza, lo que debió provocar una rotura de tejidos muy visible. Si el disparo no fue en la cabeza, la causa de la muerte pudo ser un impacto en el corazón, pero tampoco se observa sangre en la camisa. El impacto de la bala en otro lugar del cuerpo no hubiera matado al miliciano. Por otro lado, la mano izquierda, que aparece contraída en la fotografía, debería haber aparecido totalmente abierta por relajación muscular. Finalmente, el miliciano cae hacía atrás durante la supuesta carrera que llevaba. Lo normal es que hubiera caído hacia adelante. Solo un proyectil de gran calibre, disparado desde cerca hubiera conseguido impulsar al miliciano hacia atrás, pero también lo habría desmembrado.
El mismo forense, Fernando Verdú Pascual (Universidad de Valencia), llegó a la conclusión de que el miliciano de la famosa fotografía no es Federico Borrell García (Taino), del que también existen varias fotografías. Federico era un joven de 24 años con diástasis en los incisivos (paletas separadas), comisura labial más cerrada, lóbulo de la oreja separado de la cara y dedos menos musculosos que la del miliciano, que corresponde a una persona de más edad. En resumen, este documental demuestra que la fotografía fue un posado y que el miliciano no es Taíno. El aporte de nuevos datos se precipita. En 2008, el investigador Miguel Pascual encuentra una necrológica en el diario anarquista Ruta Confederal, publicado en 1937, en homenaje a Taíno. Escrita por su compañero E. Borrell Fenollar, se describe como el 5 de septiembre de 1936 Taíno estaba escondido tras el tronco de un árbol cuando fue abatido por un disparo directo al corazón. Esta descripción no coincide con el entorno del miliciano de la fotografía de Capa, apoyando las conclusiones del documental “La sombra del iceberg”. |
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Figura 2. Robert Capa, sin título, milicianos, 1936. Richard Whelan, This is war! Robert Capa at work, Nueva York, Steidl International Center of Photography, 2007. | ||
Ese mismo año, dos nuevos personajes entran en juego: Fernando Penco Valenzuela, arqueólogo cordobés y José Manuel Susperregui Etxebeste, periodista, fotógrafo y profesor titular del Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad del País Vasco. Ambos observan las fotografías presentadas en la exposición “This Is War! Robert Capa at Work”, inaugurada en septiembre de 2007 en el International Center of Photography de New York. Las imágenes aparecen también en el enorme catálogo de la exposición con más de 400 páginas. Si bien la fotografía de la muerte del miliciano no permite observar el entorno lejano, las nuevas fotografías que aporta esta publicación (Figura 2), desconocidas hasta el momento, ofrecen una imagen clara del llano y la formación montañosa que aparecen en la imagen. Esta nueva información podría permitir la localización del lugar donde se realizó aquella sesión de fotos que incluye la muerte del miliciano.
Ambos personajes se desplazan, por separado, a Cerro Muriano para cotejar el horizonte de las nuevas fotografías y llegan a la misma conclusión: la fotografía “muerte de un miliciano” no pudo ser tomada en cerro Muriano. Este descubrimiento desmonta completamente la historia ofrecida por Endre Friedmann y su biógrafo, así como la teoría de Federico Borrell “Taíno”. Por dos vías diferentes, los investigadores concluyeron que la sesión fotográfica se había realizado en el pueblo de Espejo (Córdoba). Ahora faltaba encontrar el lugar exacto. Se sabe que el 5 de septiembre Taro y Friedmann estuvieron en cerro Muriano, así que la fotografía del miliciano debió ser tomada al menos un día antes. Si la sesión fotográfica se realizó el día 4 de setiembre en Espejo, el miliciano no pudo morir allí porque la batalla en espejo no comenzó hasta el 22 de septiembre de aquel año. Testigos de aquella batalla y registros históricos aseguran que no hubo un solo disparo hasta entonces. Los datos ya son abrumadores: la fotografía se había realizado sin temor alguno a un tiroteo. A partir de aquí, comienza una carrera frenética por ser el primero en localizar el lugar exacto donde se tomaron las fotografías. |
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Figura 3. Localización del mirador actual dedicado al miliciano muerto y propuestas de localización exacta según los autores que trabajado en este tema. Las localizaciones propuestas se basan en la coordenadas aportadas por F. Penco (Haza del reloj) y J.M. Susperregui (cerro del Cuco). Ortoimagen PNOA. Junta de Andalucía. | ||
Susperregui y Fernando Penco aún libran cierta batalla defendiendo su propuesta de localización de la fotografía de la muerte del miliciano (ver bibliografía). En cualquier caso, en 2014 se celebraron las I Jornadas dedicadas a Robert Capa y la foto del miliciano con Fernando Penco como descubridor del lugar (para enfado del profesor vasco). Se acondicionó un espacio como mirador, dotado de bancos y cartelería que muestran el trabajo realizado por F. Penco para determinar la ubicación de la fotografía, aunque se indica que la localización precisa estaría unos metros más abajo del mirador. | ||
El Director General de Memoria Histórica de Andalucía ha manifestado su intención de declarar el Haza del Reloj como Lugar de Memoria Histórica. | ||
A pesar de las críticas de Susperregui, el mirador del miliciano fue mejorado por la Diputación de Córdoba en 2021. Seguramente la facilidad de acceso, la disponibilidad de los terrenos y las vistas que ofrece son buenas razones para su ubicación actual, a pesar de que no coincida con la localización exacta propuesta por los investigadores. Fuensanta Alcalá y "servidora" vistamos Espejo y su famoso mirador a principios de diciembre de 2024. El lugar es muy agradable y ofrece unas vistas fantásticas, tanto de Espejo, como del llano que sirve de fondo a algunas de las famosas fotografías de Friedmann y Taro. Es evidente que el lugar coincide muy bien con el fondo que se observa en las fotografías de los milicianos, así como sucede con el cerro de Cuco, que queda muy cerca (entorno a 600 metros de distancia). Incluso podrían haber sido utilizadas ambas localizaciones para realizar aquella famosa sesión fotográfica. Siempre es mejor conocer los datos exactos que las aproximaciones. Sin embargo, una diferencia de unos cientos de metros no debería ser un problema para recordar aquel día de la sesión de fotos. Se trata de recordar un hecho histórico, aunque estuviera preparado. Quizás este lugar, también podría convertirse en un homenaje a los reporteros que mueren en las guerras y a los civiles que son asesinados sin que hayan provocado esos conflictos. |
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Escultura del miliciano, obra de José María Serrano Carriel con la publicación en la revista LIFE. Al fondo, el núcleo urbano de Espejo. Imagen: E. López-Carrique. | ||
Parte de la carteleria instalada en el mirador del miliciano. Espejo y su castillo al fondo. Imagen E. López-Carrique. | ||
¿El fin justifica los medios? | ||
La famosa fotografía de "los Capa" ha recibido muchos aplausos, opiniones dispares y críticas feroces. José Manuel Susperregi escribió que si esa fotografía hubiera sido descubierta hoy día, Friedmann (o Taro) habrían sido explusados de Magnum. Sin embargo, no todo el mundo comparte esa opinión. Josep Vicent Monzó, conservador de fotografía del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) comentó en su día que lo importante de la fotografía no es como se hace, sino porqué y para qué se hace. Para este fotógrafo, la instantánea de Capa cumplió su misión: denunciar el conflicto originado por el fascismo en España. Algún otro periodista consultado opina que "el límite está en la intencionalidad". No es lo mismo un montaje que no desvirtua la realidad (durante la guerra civil muchos milicianos morirían de una forma similar a la mostrada por Robert Capa) que una imagen manipulada para informar de lo contrario a lo que esta sucediendo. Nuestros bulos actuales son un ejemplo de distrosión de la realidad, de engaño premeditado. Pedimos la opinión de Antonia Sánchez Villanueva, periodista, ex subdirectora del periódico La Voz de Almería, profesora y asesora de comunicación de la Universidad de Almería. La respuesta no se hace esperar: el código deontológico del periodista prohibe falsificar una noticia o una imagen. Esto mismo puede leerse en el Manual de Estilo del periódico El País: (SECCIÓN 5, apartado 1.32) "Queda prohibida toda manipulación de las fotografías que no sea estrictamente técnica (edición periodística, eliminación de defectos de revelado o de transmisión). Ni siquiera se podrá invertir una imagen con el propósito de que la cara de la persona fotografiada dirija su vista a la información a la que acompaña". Hemos consultado otros manuales de estilo y todos vienen a decir lo mismo. La conclusión parece clara: la fotografía no debió hacerse. El fin no justifica los medios, aunque no se desvirtue la realidad. |
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Juicio a Robert Capa (atrevido, pero quizás necesario) | ||
La afirmación de Susperregui: "Si la fotografía se hubiera hecho "hoy", Robert Capa habría sido expulsado de Magnum" parece razonable a primera vista. Seguramente hubiera sido así, pero un juez también nos habría dicho que para juzgar a alguién hay que retraerse al momento de los hechos, según el principio de seguridad jurídica que protege la certidumbre sobre los derechos y obligaciones. Por regla general, las leyes no son retroactivas y solo regulan hechos posteriores a su sanción. No podemos juzgar un hecho antiguo desde la perspectiva actual, 88 años después del suceso. ¿Debemos prohibir el visionado de películas antiguas porque hoy nos parecen racistas, xenófobas o fuentes de malas costumbres como fumar o drogarse ante la cámara? En su época no fueron prohibidas porque no existían esas reglamentaciones.
Como Capa trabajaba para una revista francesa en aquella época, nos centraremos principalmente en la normativa de ese país. La prensa francesa de 1880, "como todas las prensas", tenía un objetivo claro: vender periódicos y revistas. Y lo hacían satisfaciendo el gusto y la curiosidad de sus lectores a toda costa (Rodríguez, 2006). De hecho, los tratados de periodismo de la época no se preocupaban por la moral y la profundidad del texto (de Arnoux, 2019). En 1918 fue creada la Asociación de la prensa profesional de Francia y su primer código ético (Charte d’éthique professionnelle des journalistes). El código ya hablaba de la veracidad de la información como base de la prensa escrita. Sin embargo, aquel primer código no fue asumido por las publicaciones de la época porque no era una normal legal de obligatorio cumplimiento (Pigeat, 2003). La dirección de periódicos y revistas tenían que seguir vendiendo ejemplares. El código fue revisado en 1938 pero seguía sin ser utilizado. La Declaración de Derechos y Deberes de los Periodistas, conocida como “Declaración de Munich” de 1971 fue firmada por las asociaciones de prensa de seis países de la antigua CEE (Francia entre ellas) y a partir de ese momento, las agencias de noticias como EFE redactaron sus primeros manuales de estilo (1975). La mayor parte de las publicaciones de prensa redactaron sus propios manuales, basados en la Declaración de Munich, en los años 80 y 90 del siglo XX. Concluyendo, la fotografía fue tomada en una época donde no había un código deontológico obligatorio para las editoriales y no había administraciones públicas que velarán por la veracidad de la información. Desde luego, ningún organismo ofical velaba por su cumplimiento. En consecuencia, creo que no podemos acusar a la "pareja Robert Capa" por hacer lo que hacía la mayoría y siguen haciendo, cuando ahora si hay normas que lo prohiben. CASO SOBRESEIDO. |
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Robert Capa durante el desembarco de Normandía (1944). Magnum Photos. | ||
Pensemos por un momento: Friedmann y Taro son dos jóvenes veinteañeros que se adentran en una guerra civil. Deben enviar un reportaje del frente de batalla. Al principio no consiguen las imágenes que necesitan. Cuentan que el oficial al mando les propuso fotografiar a milicianos representando una supuesta acción bélica, algo parecido a un guión cinematográfico. En cualquier caso, se envian las imagenes a Vu y ¡Zas! ¡claro que se publican!, aunque hubieran sabido desde el principio que eran falsas. Esa foto vendería muchas revistas. LIFE tampoco puso problemas que sepamos, cuando lo normal hubiera sido interrogar a su autor para asegurarse de que una imagen como esa era auténtica. Aquel número de LIFE salió a la venta y nadie planteó entonces un posible fraude.
Tras la muerte de Gerda Taro, Friedmann se convirtió definitivamente en Robert Capa. El fotógrafo nunca se vanaglorió de su foto. Quién sabe si ni siquiera estuvo de acuerdo con su publicación. Nunca más se supo de una falsificación o un montaje en los años siguientes. Sin embargo, el valor del fotógrafo fue demostrado. Capa participó en varios conflictos bélicos, se lanzó en paracaidas, estuvo presente el Dia D y murió cuando pisó una mina. Tomaba fotografías de acción con una cámara que nos resultaría imposible de manejar para conseguir las mismas imágenes. No podemos valorar a Capa por una única fotografía, sino por su trayectoria completa. Debemos tener en cuenta la época en que vivió y trabajó como fotógrafo. Reflexionemos un poco, seguro que todos tenemos un miliciano muerto en nuestro archivo. Como dijo alguién muy famoso: "Quién esté libre de culpa, que tire la primera piedra..." |
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Referencias
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